La escasa ventaja del Partido Popular sobre el PSOE aleja el tsunami de las derechas, que no consiguieron alcanzar la mayoría absoluta.
La mejor noticia de las elecciones para la democracia es el fuerte retroceso de la ultraderecha que pierde hasta 19 diputados.
El PP ganó en escaños. Y, por la mínima, en número de votos. A la espera de lo que digan los votos del exterior. Pero, la noche de Alberto Núñez Feijóo, que esperaba ser alegre, fue aciaga. Ya que llegar no basta para gobernar. Se necesita sumar.
Las falsas expectativas, por exageradas e irreales, creadas por alguna agencia demoscópica se fueron derrumbando a lo largo del escrutinio y llegar de primero no te da el poder en una democracia parlamentaria.
Y por el contrario, las izquierdas cobran ventaja, aunque estrecha. Han resistido bien los ataques personales furibundos que buscaban derogar, anular todos los logros sociales que se habían conseguido.
Y tienen más capacidad de pactar, porque tienen más amigos, y los azules solo a Vox y algún verso suelto, o simplemente comprado. Veremos que pasa. No es descartable una repetición de elecciones. Waterloo puede obstaculizar la gobernabilidad progresista.
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