martes, 29 de septiembre de 2015

EL ENGAÑO DE VOLKSWAGEN

El fraude de Volkswagen es un asunto malo. Un fraude que daña a la imagen de un país, Alemania, el país que creíamos ejemplar en la fabricación de sus productos. Un delito que la marca automovilista deberá responder con la reparación y las indemnizaciones correspondientes a los usuarios,y las
devoluciones de las subvenciones por las supuestas trampas. Con el fraude de Volkswagen una vez más comprobamos que, en este mundo competitivo en el que vivimos, la ética poca importancia tiene. Una y otra vez se demuestra que la honestidad no siempre es capaz de gobernar nuestros actos. Este fraude debería servir para reforzar la supervisión de todos esos productos que llegan a los indefensos consumidores sin ninguna seguridad.

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