miércoles, 28 de enero de 2015

AQUELLOS TIEMPOS

Quedaron atrás aquellos tiempos en los que un caballero sabía reconocer la derrota, en las que en el fragor de la batalla sabía retirarse honradamente. Mariano Rajoy no debe pensar que esta opinión está condicionada por una ideología, es más, lo está por el sentido común y por el de  honorabilidad. En su Gobierno impera el descrédito, y de eso no hay más artífices que él y su partido. Señor Rajoy, conserve algo de orgullo, de dignidad, de amor propio, y no intente erigirse como adalid de una democracia desangrada, pues sus palabras y actos hacen dudar de su valor.
Y eso es algo muy triste. Quedaron atrás aquellos tiempos en lo que se podía confiar en un pacto de caballeros, en los que la palabra servía como rúbrica a un acuerdo. Volver a confiar en el honor de la palabra de algunos es algo difícil de lograr.

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