
El descenso del PSOE a la tercera posición sería una catástrofe para ese partido pero no sería definitivo. Y no es la primera vez que se pronostica ese desenlace.
La pretensión de Pablo Iglesias de atribuirse el papel de líder de la nueva socialdemocracia no encaja por sus hechos y por sus dichos.
Tras las elecciones seguramente se tendrá que pactar. Pueden hacerlo todas aquellas fuerzas cuyas ideas se sitúen dentro de lo común y compartan valores. No sería bueno dejarse seducir por las falsas ilusiones. Y todo por llegar al Gobierno.
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