Al Lugo esta temporada se le están resistiendo varios registros y uno de ellos es el no saber cerrar los partidos, siendo uno de los hándicaps que le mantienen a un solo punto de las posiciones de descenso. En esta ocasión, cuando todo indicaba que esta vez la alegría llegaría al Ángel Carro, el palo llegó en el minuto 90 de juego.
El equipo sigue sin sumar de tres, y van más de dos meses sin conseguirlo. La necesidad de la victoria queda en eso.
No es un problema nuevo, sino repetido a lo largo del curso. Por errores propios, sean por mala planificación, por traspasos inoportunos o por mal trabajo de campo, todos estos males le llevan a vivir en un estado de necesidad y de ansiedad.
El próximo domingo llega otra final, en esta ocasión toca visitar El Arcángel ante un rival directo que se juega uno de sus últimos cartuchos. Ahí es donde el Lugo tiene que cambiar la maldita dinámica de malos resultados para que los tres puntos se vengan para Lugo si o si.
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