El Lugo hizo los deberes. Tenía que ganar si o si y lo consiguió. Además convenciendo y goleando a un rival directo que lo mandó para la UCI.
Tras muchas jornadas, demasiadas, sin saborear las mieles del triunfo y que lo han colocado en la situación actual, lo consiguió ayer en El Arcángel. Segunda victoria de la temporada lejos del Ángel Carro en el momento oportuno y más necesario.
Lo cierto es que todavía no se ha ganado nada. Los nubarrones siguen estando ahí, margen corto sobre el descenso, pero con ganas y unión el objetivo se conseguirá.
Ahora queda pendiente la asignatura de encadenar dos victorias consecutivas para aliviar la clasificación. La posibilidad existe aunque el rival sea el Granada y para conseguirlo este sábado, más que nunca, el Ángel Carro tiene que ser una caldera.
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