Por fin. Tras cinco largas jornadas de frustración, regresó la alegría al vestuario rojiblanco. El Lugo volvió a sonreir de nuevo. Un Lugo que recuperó sensaciones perdidas, intensidad y competitividad, sus señas de identidad, señas innegociables de un club humilde.
Carlos Pita fue el encargado de devolver el optimismo a una afición preocupada por los últimos resultados. Y fue ante uno de los mejores de la categoría que le valió para llenar un depósito que estaba en la reserva.
El primer objetivo cada vez está más cerca. Quedan trece jornadas para llegar al fin del trayecto, 39 puntos a disputar que marcarán el destino de los 22 participantes.
La próxima estación para los albivermellos será El Arcángel. La cita será el próximo domingo ante el Còrdoba, un conjunto que lucha por escapar de los puestos del infierno. Un encuentro que se presenta sumamente difícil por la posición del rival y al que solamente le vale la victoria. Pero confiemos en este Lugo, que seguro que no nos defraudará.
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