Desde hace varias semanas las principales compañías eléctricas de España han lanzao una inusual campaña explicativa sobre cómo se distribuye lo que nos cobran en el recibo de la luz. De sus datos, nada claros y si muy interesados se deduce que casi nos están hacieno un favor a los consumidores y que es el Estado el que a través de impuestos se queda con el grueso de la factura.
No es que tengan parte de razón, pues existe la escandalosa práctica de cargar impuestos descomunales en aquellos productos que son de primera necesiad de forma que la gasolina o la luz, por poner dos claros ejemplos, sirven para recaudar la misma cantidad por persona, sea esta mileurista o multimillonaria. Una clarísima injusticia fiscal de los famosos impuestos indirectos.
Pero vayamoa al meollo de la cuestión. Si uno se fija en la mencionada campaña de las eléctricas, por ningún lado se explica el margen de beneficio que tienen las empresas en el coste de recibo. Además, lo que no se dice es que el Estado les debe o avala el famoso déficit tarifario porque el coste establecido por kilovatio es sospechosamente alto y más elevado que en la mayoría de los países europeos. Es ahí donde está el asunto donde las eléctricas están obteniendo grandes beneficios, aun en épocas de crisis. Y vía déficit tarifario reingresarían del Estado un buen porcentaje de esos impuestos que le atribuyen a la perversa Administración en sus anuncios publicitarios.
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