
En un próximo congreso se nombrará al nuevo presidente que dirija este organismo. Quizá sea el momento idóneo para intentar acometer un cambio profundo para acabar con todas estas prácticas corruptas. Habría que implantar tiempos máximos en los mandatos, tanto en presidencia como en la directiva, concursos públicos para adjudicar Mundiales y todos los contratos de patrocinio y someter a FIFA a auditorías externas e internas, con asiduidad. Está claro que cambiar todo el entramado actual para crear una organización transparente será más complicado.
Villar no ha anunciado si seguirá los pasos de Blatter, a quien apoyó en todo el compadreo de cofrades, y renuncie a la presidencia de la RFEF.
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