Los fallecidos son una prueba suficiente de que los ayuntamientos, son responsables de la seguridad de los ciudadanos y no pueden garantizarla en este tipo de fiestas con animales peligrosos. Ya no es solo una cuestión de maltrato animal, que también lo es, el problemas está que el toro genera un peligro incontrolable, por mucho que se intente disfrazar con seguros contratados.
Lo que se requiere es un endurecimiento de la regulación de estas fiestas, y eliminar cualquier tipo de ayuda pública y en un tiempo razonable de tiempo sean prohibidas.
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