Fraga hacia caminar a sus ayudantes varios pasos atrás de él para que no estuvieran a su altura. Gallardón mandaba despejar los pasillos del ayuntamiento para que nadie pudiera abordarle. Rajoy habla a los periodistas a través de una pantalla en su misma sede, o los convoca en Galicia para que solo le puedan sacar una foto de lejos. Por su parte. Aunque tenía a la puerta de su palacio varios coches de policía, antes de que tuvieran que perseguirla por las calles del centro. Y ahora el PP impone multas siderales, un escándalo mundial, a quienes se acerquen al Parlamente.
Son, pues, perfectos representantes de los demasiados españoles que se arrodillan y les votan, mientras ellos revelan sin pudor su temor a los ciudadanos que exigen sus derechos.
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