El cazador del león Cecil, la mayor atracción del parque nacional de Hwange(Zimbabue), ya tiene nombre. Walter James Palmer, un dentista de Minneapolis(EEUU). Cincuenta mil dólares le ha costado la bravuconada a este impresentable del que por fin conocemos su nombre, y también su indignidad. Cincuenta mil dólares que este ignorante ha gastado en un trofeo, en un capricho vergonzante. Cincuenta mil dólares que no necesitaba para vivir, sino para provocar la muerte de un animal.
¿Cómo se comportará en su vida diaria este tipo? ¿lo hará con la misma desconsideración e ilegalidad con la que ha matado a Cecil?
Por desgracia hay mucha gente tan básica, necia y sin ética y sensibilidad e incapaz de gastarse el dinero con honestidad y decencia.
La parte más triste es que ahora que Cecil ha muerto el siguiente león en la jerarquía, Jericho, probablemente matará a todos los cachorros de Cecil para introducir su linaje entre la hembras.
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