Ayer ante el UCAM todo el evento estuvo pintado de color albivermello, el Lugo fue incapaz de hacer un gol a un flojo rival.
Instalado en el mal. Impotencia y falta de acierto. Un punto y gracias. Portería a cero tras muchas jornadas encajando. Pero ahora también cuesta hacer gol. Primer empate a cero goles en el Ángel Carro esta temporada y tercer partido que no marca en 38 jornadas. 26 puntos han volado de la casa rojiblanca. Demasiados. Ahora se ha dejado de mirar hacia arriba y toca mirar hacia abajo. Restan 4 jornadas y 12 puntos en disputa. Quizá con 49 puntos sean suficientes para conseguir el objetivo. Pero en esta categoría todo es posible y los nubarrones pueden hacer acto de presencia en cualquier momento.
Las explicaciones de Luis César a pocos convencen. No hay que esperar a que finalice La Liga para saber lo que hizo el equipo y en que se falló. El aficionado no es tonto y la mayoría es consciente de las limitaciones de un plantilla mal confeccionada y todo lo que sea superar el décimo puesto es todo un éxito. Pero al mismo tiempo también saben que muchos de los fallos del equipo son imputables a su actuación desde el banquillo. Pese a todo, y en esta ocasión el Lugo tuvo dos de Iriome de empujar y otra de Joselu. Ahí no influye el entrenador. El próximo domingo visita Los Pajaritos y es difícil recordar la última vez que el Lugo ganó lejos del Ángel Carro. En estos momentos las sensaciones que transmite el equipo son negativas. El Lugo se convirtió en un equipo irregular, luces pocas y sombras muchas. El querer y no poder ha sido el devenir del equipo. 14 puntos conseguidos de 42 posibles durante los últimos tiempos lo dicen todo. Afortunadamente, la mayoría de los deberes ya están hechos con antelación. Y posiblemente eso se haya olvidado.
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