
Con este embrollo hay, algo más que un error. Particularmente preocupante es la queja del juez Castro sobre la escasa o nula colaboración de hacienda con su investigación. No menos inquietante es la imagen que aportan las explicaciones de Montoro sobre los procedimientos utilizados por hacienda que goza todavía de tanto prestigio. El Gobierno se escuda en el hecho de que el juez Castro no pidiera los datos como auxilio judicial. Pero ello no impide un control sobre los documentos transmitidos, máxime tratándose de un caso que afecta a un miembro de la familia del Rey.
El daño ya está hecho y afecta a demasiadas instituciones. Imposible evitar, por mucho que lo pide el Ministro Montoro.
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