martes, 18 de junio de 2013

LAS PATAS DEL ELEFANTE

Sorpresa ha causado el cierre de la Televisión Pública griega.
Como en España tenemos en la Televisión Pública elefantes muy grandes, no han cesado de surgir paralelismos, de los que alertaron los propios griegos. A los españoles, dijeron, les puede ocurrir algo parecido. Y a los portugueses y a los italianos. Estamos en ese tren.
En España el elefante tiene patas por todas partes: en la Comunidad Valenciana, en Cataluña, en Euskadi, en Galicia, en Canarias, en Castilla-La Mancha. En todas partes han crecido, al amparo de todo lo que era sólido, cada comunidad han querido tener su televisión y los políticos las han puesto a su servicio de poder y de propaganda. La televisión pública es una gran tarta que tiene de público el dinero, sus objetivos distan, de servir al ciudadano, como hace, por ejemplo, la televisión pública estadounidense.
Aquí la televisión pública, la grande, pero también las pequeñas, se dedica a rivalizar con la privadas, a comprar derechos deportivos para competir en audiencia con los medios mediáticos que dominan el mercado, diezmando su programación de servicio público con programas de nulo interés general.
El elefante de las patas grandes, se ha desmandado, y anda muy torpe por un mundo que reclama más rigor en los presupuestos y más compromiso con lo que interesa al ciudadano, genero o no grandes audiencias.
Lo de Grecia, posiblemente no pase aquí. Pero debe modificar a los que dan de comer al elefante ¿es necesario el tamaño de las televisiones públicas?. Y, sobre todo ¿cumplen con lo público o sirven para que los políticos de turno se suban al elefante desmadrado y lo pongan a su servicio?.

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