viernes, 22 de noviembre de 2013

BRUSELAS Y LOS DEBERES

Cuando pensábamos que las reformas habían tocado fin, la Unión Europea nos anuncia nuevos deberes por valor de 35.000 millones de euros.
No se sabe donde el Gobierno va a meter la tijera. Pero si admitieran sugerencias de los ciudadanos, la recomendación sería que lo hicieran en las autonomías, suprimiendo ayuntamientos, diputaciones y en la administración pública, eliminando asesores, coches oficiales, embajadas absurdas y, por supuesto, rebajando el sueldo de los políticos.
Naturalmente, también persiguiendo el fraude fiscal, la corrupción y acabando con los paraísos fiscales.
A lo que queda de la clase media de este país no se le pueden pedir más esfuerzos de los que ya ha hecho. Muchos viven al límite porque la crisis se ha cebado en ellos con virulencia, perdiendo sus puestos de trabajo y sus casas, dándose la paradoja de tener que pagar la hipoteca sin tener la vivienda.
Rajoy tiene margen para recortar. El ahorro que supondría para el Estado eliminar todo ese gasto superfluo sería suficiente, nos solo para reducir el déficit público, sino también para inyectar dinero donde más se necesita y que han sido las partidas más vulnerables durante esta crisis. Me refiero, claro está, a la educación y a la sanidad. Pilares esenciales de cualquier país civilizado.

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