Resulta significativo que, a pesar de la continuidad de la crisis y del desgaste de la obra del Gobierno del PP, el principal partido de la oposición continúe hoy sin remontar en las encuestas. No creo que este hecho sea exclusivo del PSOE, sino que es algo que hoy día afecta también a otros partidos europeos que se engloban dentro del ámbito de lo que se conoce por socialdemocracia.
Gran parte de la ciudadanía, en efecto, percibe hoy que los partidos tradicionales que se turnan en el Gobierno, tanto si son de derechas como de supuestas izquierdas, apenas ofrecen alternativas al modelo neoliberal imperante, algo que genera apatía en el electorado. Esta derechización de la izquierda tradicional es algo que viene de lejos, y que se agravó cuando en su día la socialdemocracia europea hizo suyos los postulados neoliberales de la tercera vía de Tony Blair, el discípulo laborista de la señora Thatcher. Hoy, ante el fracaso del modelo neoliberal y lo que se percibe como una ausencia de alternativas, no es de extrañar que sectores significativos del electorado progresista decidan quedarse en casa u opten por dar su voto a partidos alternativos como ocurre con Syriza en Grecia.
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