Anualmente, el prestigioso equipo del profesor F. Schneider, realiza un estudio sobre la economía sumergida de los distintos países de la Unión Europea.
En el caso de España, el informe es demoledor. Según este análisis se defraudan cada año en nuestro país la friolera de 190.000 millones de euros, lo que supone el 18,6% del PIB, o lo que es lo mismo, el Estado deja de recaudar alrededor de 70.000 millones de euros anuales.
Siendo consciente de que terminar con el fraude es un logro imposible, solamente si se consiguiera reducir el nivel de fraude a tasas de países como Reino Unido o Alemania, en torno al 12% de PIB, la hacienda española aumentaría sus arcas en unos 20.000 millones de euros.
En estos momentos en que la reforma fiscal está encima de la mesa y se intenta recortar hasta el último euro en servicios sociales, habría que tener en cuenta estos datos que, nada más y nada menos, permitiría reducir el déficit una cuarta parte aproximadamente, o devolver la mitad del rescate bancario en tan solo un año.
También sería una buena manera de empezar a ser un país serio dar credibilidad a los mercados, objetivo primordial de este Gobierno.
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