La subasta eléctrica de ayer condenará a los consumidores a una suba del recibo de la luz entre el 11% y el 13% en enero, si no media una decisión política, una cantidad excesiva a todas luces, por no decir provocadora. Pero la subasta de ayer puede tener otras consecuencias. Coloca en un grave compromiso al ministro Soria, porque el fracaso de una de las piezas decisivas de su reforma eléctrica obliga a financiar un déficit de 3.600 millones de euros y ese error es el detonante de una subida desproporcionada.
España paga la sexta electricidad más cara de Europa, la extravagante subida, se convierte en una carga insoportable para las rentas más bajas, que tendrán dificultades para para el recibo y tratarán de compensarlo con frío y oscuridad. Y, además, convertirá en permanente un encarecimiento de la electricidad.
Desde 1998 se han cargado sobre la tarifa subvenciones encubiertas a las empresas, financiaciones fabulosas a determinadas tecnologías renovables, e incluso las principales indemnizaciones a prejubilados del sector.
El Gobierno debería tomar medidas drásticas. Como moderar el precio de la electricidad de forma inmediata. Y negociar una quita del déficit de tarifa con las empresas. Tarde o temprano, esta decisión tendrá que tomarse, porque la situación ya es insostenible.
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