miércoles, 29 de mayo de 2013

EL DISPUTADO YATE REAL

Hace más de una década y cuando la familia real española gozaba de un enorme apoyo popular, unos veinte empresarios, junto al Gobierno balear, hizo un espléndido regalo al rey Juan Carlos. Era el tercero que disfrutaría con el mismo nombre y lo ha exhibido durante más de 10 años en sus veranos mallorquines para regocijo de invitados y demás.
Las dos embarcaciones anteriores finalizaron su vida. Este tercero, una vez que el Rey ha renunciado a su disfrute, debería transferirse al patrimonio del Estado, titular último del barco. Pero es evidente que los tiempos han cambiado y que el idilio de amor entre Mallorca y la casa real ha sufrido, algunos contratiempos.
Cuando la flor y nata del sector turístico regalaron el Fortuna al Rey querían hacer, en realidad, una buena inversión.
Aquellos paseos por la Bahía de Palma, con toda la prole, hijos, nietos y demás familia, parece ser que ofrecían "imagen internacional" de Baleares, como ellos mismos alegaron para gastar !21! millones de euros que costó la construcción del yate. De paso, sus empresas se acogían a beneficios fiscales al constituirse en fundación. El "regalito" cumplió su cometido. El flamante yate, libre de humillantes averías del anterior, ofreció una estampa ideal de las islas.
Pero ahora, tras la renuncia y cuando la monarquía luce menos, los empresarios piden la devolución del regalo. ¿Acaso el yate no cumplió su función?. De todas formas, el Gobierno debería hacer cuentas. Quizá resulte más barato devolver un regalo que genera mucho gasto-solo llenar el depósito cuesta 26.000 euros- y exigir la compensación por aquellas exenciones fiscales a los que algunos se acogieron.

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