
Lo cierto es que con un arranque espectacular, cuando terminó la primera vuelta, el Barca había ganado todos los partidos y solo empató uno, precisamente con el Real Madrid. Los sabios que saben de esto y conocen los asuntos del fútbol tendrán que explicar qué pasó para que estos dos rivales que parecían parejos al inicio de la temporada, el Barca y Madrid, uno hubiera cedido tanto al otro una ventaja prácticamente insalvable.
El Barca empezó la temporada con nuevo técnico, y por ahí se podía haber elucubrado para que las cosas se torcieran. No ocurrió tal cosa al principio cuando arrasaron, pero sí hubo una crisis más adelante que levantó titulares y puso el afán de revancha de sus rivales. El Madrid lo eliminó de la Copa y le ganó la Supercopa, y más tarde el Bayern se cruzó en su trayecto en la Champions y le endosó siete golpes que condujeron a los teóricos del fútbol a decretar que se acababa una era, y que todo cambiaba.
Es lógico pensar que un equipo que lleva tanto tiempo arriba le tocará caer. Tito Vilanova, se tuvo que ir en enero a tratarse a Nueva York de su enfermedad y eso pudo distorsionar el ritmo que llevaba el Barca en esos días. Han conquistado grandes récords como los de Messi, y de los datos posesión de balón lo dicen todo: 70% en casa 68% fuera. Es su estilo, habrá, que felicitarlos, y dejar de lado a Mourinho con sus historias de impotencia.
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