viernes, 17 de mayo de 2013

EL PRESIDENTE DE LA XUNTA DE GALICIA, UN HOMBRE CON SUERTE

El Presidente de la Xunta de Galicia, podría considerársele un hombre con mucha suerte si no fuera porque su estrategia para eludir responsabilidades políticas por su antigua amistad con Marcial Dorado, un contrabandista de tabaco y luego narcotraficante, es tirando a grotesca. Porque a simple vista, cualquiera podría pensar que es un golpe de suerte el hecho de que la Xunta tenga por costumbre destruir los contratos de más de 10 años ¿ ?.
Tal diligencia en la destrucción de papeles impide ahora a Núñez Feijóo mostrar a la oposición los contratos que firmó la Xunta con las empresas de Dorado cuando el político ya tenía un cargo como viceconsejero de Sanidad o cuando su jefe, Manuel Fraga, presidía el Ejecutivo regional. "Nada hay anterior a 2003", ha proclamado ahora triunfante Núñez Feijóo, que ha explicado que la ley solo obliga a las Administraciones a mantener durante un década los documentos.
El problema de Núñez Feijóo es que esta explicación llega muy tarde y el colofón de juegos malabares que ha desplegado el político en este sucio asunto para evitar dar explicaciones a la oposición. Tales juegos consistieron en asegurar, contra toda lógica desconocer las actividades delictivas de su amigo, minimizar los lazos de amistad que le unían a él, asegurar haber zanjado la relación a pesar de que, luego se supo, seguía hablando por teléfono con el y acusar a la oposición de haber suscrito con Dorado contratos cuando esta tenía el poder (de 2005 a 2009) en la Xunta. Ya se sabe que no hay una mejor defensa que un buen ataque.
La explicación de la destrucción de documentos habría sido más convincente si Núñez Feijóo la hubiera esgrimido entonces. Ahora, mes y medio después del escándalo, y mes y medio después del toreo de salón con la oposición, la excusa es muy sospechosa.

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