
Realmente resulta sorprendente, que seamos incapaces de luchar por defender nuestros derechos. Estamos aturdidos viendo cómo los días se desploman en silencio. Abandonamos la educación, la investigación, la cultura...
Un mundo que se olvida de los más débiles para proteger a poderosos y corruptos, en el que se cierran bibliotecas, escuelas. En definitiva, un mundo sin rumbo. ¿Realmente queremos esto? Yo diría que no, pero aquí seguimos silbando a la luna esperando que brille el sol.
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