jueves, 11 de diciembre de 2014

MÁS TRANSPARENCIA

El PP prometió al llegar al poder una ley de transparencia. Lo más cercano que tenemos es el glosario virtual que ha publicado el Gobierno con unos pocos y someros datos sobre sueldos y gastos administrativos. España necesita una verdadera ley de transparencia que acumula 36 años de retraso. Debió haberse aprobado cuando, en la Constitución, quedaron forjados los mimbres de nuestro Estado de derecho.
La transparencia no se puede delegar en un portal-web en el que publicar "de buena voluntad", se quedan fuera datos tan relevantes como el registro de entrada y salida de los ministerios, algunos datos que afectan a la administración central, dejando un año de plazo a ayuntamientos y autonomías para que desarrollen sus propias webs. Este intento artificial de satisfacer un perentoria petición ciudadana germina en un invernadero en el que se avistan elecciones autonómicas en apenas cinco meses, y generales en menos de un año. Además existe la presencia de una nueva formación que ha quebrado el paradigma electoral dominante y que promulga un discurso sobre corrupción muy concreto y atractivo. Otra mano de pintura a la fachada de un edificio podrido por dentro.

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