El inmovilismo que sigue la política española se ve reflejado en la poca o nula intención que muestran los cargos políticos hacia asuntos realmente delicados, como el caso de los desahucios o de los escándalos de corrupción. Cualquiera que analice las encuestas del CIS en los últimos años podrá ver que nuestros principales problemas son los cargos públicos y la corrupción.
Ver o escuchar en los medios que se pierde la friolera de 40.000 millones de euros al año por culpa del fraude de la corrupción, y mientras hay miles de personas, que pierden sus hogares, o cientos de estudiantes que tienen que pensar al acabar sus carreras en emigrar y encontrar trabajo.
Para cambiar la situación actual es necesario recuperar la voluntad política, y para ello se necesita savia nueva que revitalice la política y que busque las soluciones a las lacras que merman el estado de bienestar y la sociedad en su conjunto.
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