Las calles repletas de gente, los escaparates con luces de colores y el tráfico incesante son muestra de que la navidad ya está aquí. Pero se trata de una navidad diferente. Se respira más optimismo y alegría de los habitual, en estas fechas. Vemos señores que se encargan de animarnos y de prometernos que todo va a ir bien. Además, son capaces de asegurar que en 2015 la crisis será historia y que este país se convertirá en un edén de oportunidades. Este ambiente tan positivo no se debe a que se trate de las últimas navidades de esta legislatura, ni a que los partidos políticos estén en plena precampaña. No se puede pensar mal, y mucho menos ahora. Simplemente se trata de fe. Ahora los políticos se muestran más sensibles y conscientes de las necesidades de la gente.
No hay sino que echar un vistazo a los presupuestos generales del Estado para ver cómo , por fin, se han dado cuenta de que los recortes en políticas sociales eran una falta de respeto a la dignidad del ser humano. Ese espíritu navideño, que se ha instalado en todos y cada uno de los miembros de nuestro Gobierno, ha sido el causante de que afrontemos estas fiestas con entusiasmo y alegría. No pensemos mal.
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