domingo, 9 de febrero de 2014

DILEMAS MONÁRQUICOS

La infanta Cristina se enfrenta a un dilema curioso, durante muchos años nos ofreció una imagen de mujer actual, casi progre, casi normal dentro de su clase social, con un puesto de trabaja en la fundación La Caixa no se en que condiciones, pero en fin. En definitiva, de la familia real, Cristina parecía la más próxima a los ciudadanos. Ahora, esa imagen es incompatible con las declaraciones de sus abogados, en el sentido de que por amor a su marido firmaba todo lo que él le ponía por delante sin leerlo o sin comprenderlo. Una actitud sumisa o dependiente que no corresponde con su imagen de mujer formada e informada del siglo XXI. Si esa era su relación y así lo declaró ayer, ese mismo amor cargaría aún más la tintas sobre su estimado marido. No viene aquí el caso valorar el coste personal de seguir queriendo mucho a alguien que te ha metido en semejante lío a ti y a tu familia. En el caso contrario, si se trataba de una pareja moderna como aparentaban, que compartían francamente el uno con el otro todos los aspectos de sus vidas, si Cristina sabía lo que estaba haciendo, también por amor participará de la misma suerte que su marido, unidos en la salud, en la enfermedad y en el juzgado.
El problema de la declaración de la infanta no era el paseíllo. El caso Nóos es lo suficientemente relevante como para perder tanto tiempo en una cuestión menor. Dejemos trabajar a los jueces.
Siendo prácticos, racionales y sobre todo viviendo en una sociedad que se define igualitaria concentrémonos en nuestro verdadero problema ¿Qué hacemos con los Reyes?. En algún momento habrá que abordarlo.

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