Me imaginaba de antemano el discurso de cada uno de los intervinientes, así como los temas de los que se iba a hablar y las cuestiones a las que no se iba a responder. Escuchando a unos, se me removían las entrañas, con otros estaría más de acuerdo, pero ya no me fio. Al fin y al cabo, los partidos con vocación de Gobierno están dirigidos por capataces al servicio de los que de verdad mandan y estos no van a cambiar su discurso por más que nos apasionemos escuchando a unos y otros en un debate parlamentario.
Pero lo que de verdad me indignó fueron las sonrisas de oreja a oreja, las expresiones de júbilo de muchos "palmeros" celebrando la victoria de los suyos sobre los otros y, en definitiva, la consideración de este debate como un show, como un clásico Barça-Madrid.
Y todo ello mientras miles de españoles no tienen siquiera donde ver el debate porque lo han perdido todo, desahuciados por fuerzas poderosas e inhumanas que se alimentan de la esperanza de la gente y que nos reducen a meros poseedores de un número "iban".
Y los que han hablado en el Congreso ya no podrán nada contra un monstruo que ha adquirido, a estas alturas, dimensiones colosales. Así que por favor.....
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