martes, 25 de febrero de 2014

LAS REGLAS DEL JUEGO

En un Estado absolutista, sea una dictadura, una monarquía o una república, pero con poderes absolutos, la norma de lucha justificada es la revolución, lo que equivale a salir a la calle en movimientos ciudadanos multitudinarios. Pero si el régimen imperante es una democracia con elecciones libres,  la forma justa de derribar un Gobierno son las urnas cuando el pueblo sea llamado a ellas.
Solo en el caso de que se haya incumplido el programa electoral o la Constitución, los ciudadanos pueden sentirse engañados y exigir elecciones anticipadas.
Todo esto viene a cuenta de la moda imperante de que todo se pretenda resolver en la calle, algo que hemos visto en todo el sur del Mediterráneo y ahora estamos viendo en Ucrania o Venezuela. Llenar una plaza, incluso una ciudad, no justifica ninguna solución que no pase por las urnas en unas elecciones libres.
Vivimos tiempos en que cinco amigos que se desnuden, pongan una bomba o se quemen pueden ser noticia de primera página en prensa y televisión, y sin pagar publicidad.
Deberíamos tener en cuenta que hay unas reglas de juego y para no respetarlas tiene que haber una mayoría del pueblo soberano que quiera cambiarlas, y las únicas maneras de medir las voces que reclaman algo son las elecciones o los referendos.

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