jueves, 24 de octubre de 2013

ANATOMÍA BALE

Si existiera un Premio Nobel a la divulgación médica, el Real Madrid tendría más galardones que copas de Europa. La tendencia de sus directivos a fichar lisiados en potencia, lesionados crónicos y obesos recalcitrantes ha convertido a los seguidores del club en expertos traumatólogos y dietistas. La relación de fichajes en el club madrileño es larga de Woodgate a Kaká, y no sería elegante ni útil reproducirlas. Basta el último ejemplo, el de Gareth Bale, un galés de extraña arquitectura maxilar que el Real Madrid compró in extremis, por un precio misterioso que oscila, según quien lo cuente, entre los 90 y los 101 millones. Salta la noticia, Bale tiene una hernia discal. ¿Cómo es que los médicos de la blanca institución no lo han detectado?. Quizá por la prematura del fichaje. Pero el club lo desmiente. No es una hernia, es una protrusión. Súbitamente, bares, restaurantes, taxis, paradas de autobús y tertulias debaten apasionadamente sobre la diferencia de hernia y protrusión. Unos dicen que podrá jugar y otros que no, pero todos los argumentos se esgrimen con seriedad de traumatólogo.
Por cierto, el hecho es que Bale, con una horquilla de coste entre los 90 y 101, no juega. Por algo será.
Mientras tanto, la prensa deportiva ha entrado en una espiral de medicina didáctica que los lectores de a pie asimilan con dificultad.

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