Ver el grado de madurez democrática de Alemania cuando, tras los resultados electorales del domingo 22, se plantea reeditar la alianza entre los dos partidos más importantes del país, democristiano y socialdemócrata, para la correcta gobernabilidad del Estado anteponiendo los intereses del país a aquellos partidistas o personalistas, es cuando menos estimulante.
En España, un "reino de taifas" con un diferentes subdivisiones territoriales, carecemos de esta madurez y responsabilidad democráticas. Nos quedamos presumiendo de nuestra transición democrática, de nuestra constitución y de tantas cosas importantes, pero que no dejan de pertenecer al pasado. Aquí somos incapaces de pactar y gobernar en la dirección más próspera para España y sus comunidades. Demócratas inmaduros con políticos y partidarios que leen el bienestar y la salud del país en clave partidista cuando no de manera personalista y caciquísta.
La clase política en general, con honrosas excepciones, se maneja con malas artes, cayendo en constantes escándalos que salpican a las siglas de cualquier partido. Hasta ahora los políticos no han sido suficientemente penados judicialmente por el poder que ostentan o el blindaje legal que han creado para protegerse, contando de paso con un buen colchón económico que les espera cuando se retiran, siempre a costa del erario público.
Para ser europeos se nos exige madurez y responsabilidad. Un poquito de por favor, señorías.
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