miércoles, 21 de agosto de 2013

PETROLEO Y POBREZA

El presidente de Ecuador Rafael Correa, repite con frecuencia una frase "No me gusta la minería, no me gusta el petróleo, pero mucho menos me gusta la pobreza y la miseria". Y lo volvió a repetir hace unos días cuando autorizó a las petroleras explotar los recursos del Parque de Yasuní.
Su política hasta ahora había sido opuesta a que bajo ningún concepto se tocase ese rincón del Amazonas que, desde 1989, ha sido considerado por la ONU reserva de la biosfera. Para ello puso en marcha el Plan del Buen Vivir. Consistía este en reclamar apoyo de la comunidad internacional para mantener intacto ese espacio que tanto ayuda a que respire bien el planeta.
Correa hizo sus números. Se calcula que los campos de Ishping, Tambococha y Tiputin se pueden obtener cerca de mil millones de barriles de crudo. Así que, para no tocar los yacimientos, pidió a la comunidad internacional la mitad de lo que se podría obtener con la venta del petróleo. Es decir, 2700 millones de euros. Sugirió que se los fueran facilitando a lo largo de 10 años.
El plan ha fallado. Desde que Correa lanzó la idea, la complicidad de la comunidad internacional se reduce a poco más de 10 millones de euros, de lo que solo cerca del 10% han llegado al país. Así no hay manera. Para combatir la pobreza, Ecuador necesita inversiones de 53.000 millones de euros. Conclusión de Correa, habrá que meter las máquinas en la selva y que estalle el oro negro para traer billetes con los que ayudar a los necesitados.
No cuadra lo ecológico, habrá mas emisiones de CO2 peligro para la biodiversidad de Yasuní y maltrato a las comunidades indígenas que viven en la zona. Y hay otro detalle más. Correa quiso convencer a los ecuatorianos de las bondades de su primer plan. Y vaya si los convenció más del 90% de sus compatriotas opina ahora que no. Que no debe tocarse ese rincón del paraíso.

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