lunes, 19 de agosto de 2013

RUSIA Y LA HOMOSEXUALIDAD

Una ONG rusa ha comunicado que un joven homosexual ha muerto víctima de las torturas a las que fue sometido por parte de un grupo de neonazis. Esta noticia, así redactada o con alguna variante y con la correspondiente fotografía, inundó el jueves pasado las redes sociales y fue recogida por casi todos los periódicos europeos de prestigio. Hasta hoy, no se ha confirmado el asesinato alguno, aunque sí la veracidad de algunas de esas imágenes de maltrato, así como la existencia de esos grupos dedicados a golpear y humillar a homosexuales.
Nada extraña que tales aberraciones se produzcan y se aplaudan por una gran parte de la opinión pública rusa, cuando es el propio Gobierno el que aprueba leyes contra la homosexualidad-o su publicidad-incompatibles con los criterios e libertad y tolerancia a las minorías que deben gobernar cualquier régimen que quiera considerarse democrático. La fanática posición de la Iglesia ortodoxa no hace sino apuntalar estos rasgos vergonzantes de una sociedad que se niega a admitir uno de los derechos humanos básicos, como es el respeto a la propia sexualidad.
Rusia tiene un problema importante, entre otras cosas porque ante la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno, en febrero próximo numerosas asociaciones de derechos humanos han planteado la posibilidad de promover un boicot activo, mientras el Comité Olímpico Internacional ha exigido garantías.
Faltaría más. Parece mentira que 2013 todavía haya que luchar-bajo peligro de cárcel o algo peor-por estas cosas. Seguramente esa virilidad de que tanto presumen mandatarios rusos, con Putin al frente, tenga mucho que ver con la permanencia de ciertos atavismos en una sociedad, como la rusa, que no acaba de encontrar el camino hacia una democracia plena.

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