jueves, 1 de agosto de 2013

LA SONRISA DE ANGELA BACHILLER

La sonrisa de Angela Bachiller, una persona con síndrome de Down, al ser proclamada este lunes concejal del Ayuntamiento de Valladolid, en sustitución de un edil obligador a dimitir por corrupto, ha sido un destello que ha iluminado esta semana trágica. Es la primera persona con esa forma de discapacidad intelectual que lo consigue, y estaba tan nerviosa al tomar posesión que solo alcanzó a decir: "Gracias por haberme dado la confianza".
Pero no son palabras vamos, en España hay unas 25.000 personas con síndrome de Down en edad laboral de las que apenas el 2% tiene un trabajo renumerado. De estudios realizados y memorias personales publicados estos últimos años se deduce que la mayor dificultad para su integración en el mundo laboral es su déficit de confianza, el temor a no estar a la altura, pero la principal vía para reforzar la autoestima es tener un trabajo. Para favorecer la búsqueda de salidas a ese callejón se aprobó en 1983 la Ley de Integración social de los minusválidos, que obliga a las empresas con más de 50 trabajadores a reservar un mínimo del 2% de sus plantillas a personas con algún tipo de discapacidad.
Pero esa norma se ignora o incumple, frecuentemente con el argumento de la insuficiencia formación de las personas que aspiran a cubrir esa cuota. Formación que difícilmente se adquiere fuera del centro de trabajo.
Ejemplos como el de Angela Bachiller, que la fue la primera persona con síndrome de Down que obtuvo un título de Formación Profesional en su comunidad, indica sin embargo que si les das confianza son muy capaces de cumplir con su tarea profesional.
Su familia ha indicado que su táctica ha consistido en tratarle igual que a su hermana, y que, como en la mayoría de los hogares, es ella quien ayuda a su padre a entender los misterios del ordenador.

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