Las declaraciones del presidente de la OMC, causa sorpresa e inquietud. La frivolidad de su mensaje con propuestas personales y variopintas, como multar por el "mal uso de los servicios sanitarios" o su oposición al pago o copago no hace justicia al profundo debate sobre la masificación de la asistencia sanitaria y el uso de los servicios sanitarios.
Es de suponer que los médicos no tengan vocación de hacer de policía y que penalizar el "mal uso" de los servicios sanitarios con multas es más propio de regímenes intervenidos que de una democracia como la española. Hay una gran diferencia entre el sistema sanitario español y el de los países de nuestro entorno, pero ocurrencias como las de este señor ni dan luz al debate sobre la necesidad de la reforma sanitaria y sus alternativas y como es de suponer no coincidirán con la mayoría.
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