lunes, 7 de abril de 2014

INCOMBUSTIBLES

Ya podemos hacer leyes y normas sobre transparencia o corrupción, que poco se conseguirá en el buen gobierno de las instituciones relevantes de este país si los implicados en la cosa no asumen la finitud y eventualidad de sus cargos.
Las imágenes del último funeral de Estado mostrándonos a políticos y altos cargos resultan preocupantes, algunos de los allí presentes llevan más de 20 años en el mismo puesto. A su vez tenemos al frente de organizaciones sindicales, empresariales, federaciones deportivas, gobiernos autónomos, diputaciones, ayuntamientos, etcétera, a personas que han renovado su cargo en múltiples ocasiones.
Parece lógico que por higiene democrática y por pundonor un parlamentario, un cargo político, no debería permanecer en su puesto más allá de dos legislaturas, al igual que el presidente de una institución pública o semipública.
Perpetuarse en estos cargos no lleva a nada bueno. La pérdida de perspectiva de la realidad se agrava con el tiempo y el clientelismo y el amiguismo, ente otros peligros, les presionan y les acechan.
Los ciudadanos nos merecemos dirigentes ligero de equipaje, con personalidad, sentido común y eficaces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
;