Ver personas subidos en las vallas de Ceuta y Melilla, da vergüenza, escalofrío, y pena. Las imágenes demuestran la desesperación de personas encarceladas por las vallas. Como españoles y europeos somos cómplices, admitámoslo o no, cuando resulta que nuestras democracias convencen a los autócratas del norte y centro de África para que nos sirvan de parapeto, hambrientos y perseguidos políticos, que por todo ello huyen como sea, aun sabiendo que es fácil morir o ser víctima de traficantes de personas.
En realidad, no son ciudadanos ni tienen derechos, solo son hambre, miseria e inanición. que si ahí quedan encaramados, no alteran nuestra conciencia. Al final el se más depredador de la naturaleza es el hombre, que este puede acabar devorándose a si mismo.
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