Volvemos a ser víctimas de las innumerables barreras que no cesan de construirse. Es desconsolador formar parte de una generación que el Gobierno, por su pésima gestión, ha convertido en víctima y no en victimista.
Esto es consecuencia de administrar este país con una planificación nula. Nuestro futuro está dirigido por las decisiones de quienes no tienen la dignidad de predicar con el ejemplo.
Pertenecemos a la Unión Europea, la cual, se supone, llega a acuerdos mediante codecisión, evaluando el impacto social de cada proceso. Si algo nos ha enseñado esta pésima situación es que el sistema acaba desmoronándose cuando no se busca un objetivo común, así que aprendamos la lección. España no actúa, no lucha por sus jóvenes, pero lo peor de todo es que aún no se ha dado cuenta de que es esta nación la que se está privando del talento que ahora está echando a patadas.
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