Con las nuevas incorporaciones tecnológicas de telefonía móvil a nuestras vidas hemos llegado a un punto en que los excesos y molestias casi superan los beneficios.
Para empezar es un agravio tener que escuchar las conversaciones ajenas en lugares públicos a grito pelado. Sin duda estamos ante un problema de falta de eduación, de afán de protagonismo y de pobreza intelectual. Además, es un poco decepcionante lo que le está ocurriendo a una inmensa mayoría de gente que está enganchada a los móviles en cualquier situación, reuniones de ocio, comidas y cenas, bares, etcétera. Se han acabado las reuniones tranquilas y charlas amenas con los amigos en los que los reunidos estaban presentes y atentos a la conversación. Ahora ya no hay casi nadie presente con los whatsapp, tweets, e-mails, fotos sin fin, que acaparan toda la atención.
No es estar en absoluto en contra de las nuevas tecnologías, todo lo contrario, pero como todo en la vida, en la moderación está el equilibrio.
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