La respuesta de Rajoy a las acusaciones del caso Bárcenas, lejos de disipar
las dudas o aumentar la confianza, demuestra al más grave: el presidente no se
da cuenta del impacto que las acusaciones están teniendo en la población
española. Rajoy se ha limitado a negar rotundamente su implicación en el caso
de corrupción, y eso no es suficiente. Limitándose al "es falso", no
está dando motivos para confiar en él, es decir, que no está a la altura de las
circunstancias.
Los españoles necesitamos un presidente que merezca la confianza de la
mayoría en un momento de profunda fractura social, económica y política.
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