Cuando un expolítico de alto nivel es contratado por una empresa y
con un sueldo desorbitado, que no justifica ni su formación ni su experiencia
en el ramo, no hay que ser muy listo para comprender porque es. Que sus
méritos residen en sus agendas de teléfonos es obvio, y legítimo que el buen
hombre, o sra., se gane el pan como le venga en gana. El verdadero escándalo
reside en que gran parte, si no todos, de sus contactos políticos en activo
cuya actividad legisladora es influida por intereses privados representados por
el "EX".
El resultado de
este contubernio político financiero se puede consulta en las fcras. de
telecomunicaciones, energéticas y en todas esas leyes, impuestos y normativas
abusivas e injustas que nos sangran sistemáticamente mientras asombrados nos
preguntamos cómo es posible que las personas que hemos elegido para nuestro
Gobierno se ensañan con nosotros.
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