En principio pensaron en reducir el
número de municipios y no se redujo ni uno. Después reducir el número de concejales y seguimos
teniendo más de 68.000 que había cuando se pensó en la reforma.
¿Qué ha ocurrido? En España están
primero los intereses del partido, los alcaldes, concejales y militancia. Y
están esas diputaciones, que serán caras o poco útiles en un sistema
autonómico, pero sostienen el poder.
Al no haber una ley de Estado
pactada por los dos grandes partidos, se desperdicia la oportunidad de
modernizar una España local y así se evitaría de competencias municipales para
evitar duplicidades. Poner orden en un desbarajuste administrativo que permite
que haya salarios municipales más altos que en otras administraciones. Suprimir
empresas públicas, fuente de despilfarro y amiguismo y todo ello marcado por
la firma del Sr. Montoro "la retribución no debe ser un elemento
determinante para participar en la vida
pública". O sea, que el Gobierno del PP quiere servidores en los
ayuntamientos y diputaciones y mejor si estos son ricos, porque suelen ser de
derechas.
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