viernes, 6 de septiembre de 2013

JUEGOS OLÍMPICOS

Madrid debería recibir mañana, según dice la prensa, el encargo de organizar los JJOO de 2020. Ignoro si la candidatura madrileña es mejor que las de Tokio y Estambul, en Tokio y Estambul dicen que no, en Madrid dicen que sí. En principio, la ciudad española muestra dos ventajas relativas, la obra ya hecha y el buen momento deportivo del país, y una virtud, la de la constancia. Este es el tercer intento consecutivo. Más de 3 olimpiadas lleva Madrid preparándose sin pausa. Espero que finalmente gane.
También es de espera que, de salir derrotada, no se postule para 2024. La constancia es una virtud. La pesadez es un defecto.
No puede esperarse un decisión justa del COI, cuya identidad ha aflorado en múltiples ocasiones. Hay que esperar una decisión, a secas. Las ventajas madrileñas son notable, como sus inconvenientes: la deuda municipal(cada ciudadano paga más de 300 euros anuales para devolver créditos), la corrupción política(no creo que eso espante demasiado al COI), la persistencia del dopaje en el deporte español y el mecanismo rotatorio, por el que ahora, tras Londres y Rio, correspondería trasladar los juegos a una urbe asiática.
Una victoria supondría un bálsamo psicológico para todo el país, enfangado en una recesión inacabable, una gran oportunidad publicitaria y, quizá, una reducción del desempleo cercana al 3%. Todo vale en momentos de necesidad. Una nueva derrota también podría implicar aspectos positivos. Aunque buena parte del gasto esté hecho, los costes siempre se disparan a última hora, y la perspectiva histórica desmonta el mito de la rentabilidad olímpica, la mayoría de las ciudades organizadoras han salido perdiendo. Atenas fue una catástrofe, Pekín derrochó lo que quiso porque podía y Londres, una año después, sigue deprimida. Barcelona y Seúl son excepciones porque salían de un tremendo retraso infraestructural y disponían de capacidad de endeudamiento. No es el caso de Madrid ¿por qué Viena y Roma han renunciado a celebrar los Juegos en razón de la austeridad económica?.
Esperemos y confiemos. Da igual un poco más de deuda(la de España ya es impagable se mire como se mire), si a cambio se recibe una alegría. Eso sí, por favor, no insistamos. Debe ser fácil acostumbrarse a viajar en primera y compadrear con la llamada familia olímpica, pero hay que tener un límite. O la candidatura eterna se convertirá en el modus vivendi de unos cuantos.

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