CLUBES DEPORTIVOS, LA BURBUJA PINCHADA

Philip Anschutz

El fracaso de una subasta coloca las valoraciones de los deportes en un nivel desconocido. Los esfuerzos del multimillonario Philip Anschutz, a los que se dio mucho bombo, por vender su imperio del entretenimiento se truncaron semanas pasadas después de que su precio se volviese injustificadamente alto. La euforia vino seguida de unas valoraciones elevadas del equipo de béisbol de los Dodgers de Los Angeles y del equipo de fútbol Manchester United. El negocio de vender equipos de atletas importantes empezaba a parecerse al mercado inmobiliario americano en 2006, como si los precios solo pudiesen subir más todavía, y rápidamente, la venta de los Dodgers hace un año por más de 2.000 millones de dólares y el lucrativo acuerdo de televisión, hizo que se pensara en adquirir las entidades más populares. El Manchester United salió a bolsa con una valoración de más de 20 veces su ebitda, lo que se pone de manifiesto como los inversores dejan de creer en las fuerzas normales.
En este ambiente general, Anschutz, de 73 años, decidiera probar suerte. Su grupo, Anschutd Entertainment (AEG), que está creciendo con rapidez, es difícil valorar. Incluye a los actuales campeones de la Stanley Cup, los King de Los Angeles, más de cien estadios en todo el mundo de su propiedad o gestionados por él y una participación en los Lakers. En Noviembre, se había especulado sobre el precio en los medios de comunicación y oscilaba sobre 10.000 millones de dólares.
El Stapel Center en Los Angeles es una propiedad codiciada, pero ha costado construir los estadios 1.600 millones de dólares. Eso hace que el resto de propiedades de AEG tengan que alcanzar una valoración importante.
El fracaso de Anschutz no significa que los precios que se pagan por las franquicias deportivas no seguirán aumentando más rápido que otros bienes, o que las valoraciones se podrán explicar usando un análisis de los fundamentos razonables. Todo tiene un límite, incluso los bienes más codiciados.