viernes, 12 de abril de 2013

EL CAMARERO Y LA MERKEL

Europa asiste a varios acontecimientos insólitos engarzados con Angela Merkel. Descubren los europeos a una canciller de riguroso bañador oscuro, modelo austeridad presupuestaria, acompañada de su esposo Joachim Saber, también con slip enlutado y chanclas de mercadillo. Descansan ambos en la Isla italiana de Isquia, allá por la costa napolítana, donde el sur más se diferencia de las economías del norte. Por la revelación en que Angela Merkel tenía un camarero favorito en el hotel Miramare, un servidor de confianza y casi un amigo, llamado Cristóforo. La Canciller echa en falta a Cristóforo, pregunta donde está y le dicen, que está despedido, no se le ha renovado el contrato. En un gesto de afecto, con su marido y los escoltas se presenta en el hogar del despedido, se interesa por su situación y acepta un café de sobremesa.
Cristóforo, halagado, ya sabe que alguien de allá arriba se preocupa por él.
La verdad que la austeridad merkeliana abrasa el empleo, incluso el turístico. Ella se ha bañado en las termas italianas y en la dura realidad. ¿Quién es más culpable del despido de Cristóforo, Merkel y su manual o Berlusconi y su incompetencia? El Frankfurter Allgeneine lo tiene claro, Italia es el mal de Cristóforo. El diputado berlusconiano Caldoro también, Alemania está fabricando una doble Europa, una que "va bien" y otra "que sufre".
Hay que valorar el gesto de la Merkel, por importado que parezca. No es fácil conectar con mundos separados.

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