
Si la Santa Sede tiene en su cometido tales asuntos, esperamos ver a nuestro Rey solicitando ahora la mediación papal sobre la soberanía de Gibraltar, a Chipre pidiendo su intervención ante la CE o a China y Japón por la isla no se que.
Sería cosa de cerrar la ONU o llevarla al Vaticano o en su defecto a Castel Gandolfo.
La Señora Cristina Fernández tendría así más tiempo para dedicarse a la nacionalización de empresas.
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