Cada tiempo llega a Madrid una delegación del COI para ver la Ciudad, visitar sus instalaciones y hacerse querer durante unos días. Esta de ahora es la tercera edición de la visita del COI tras las anteriores de 2005 y 2009, todos solventados con inmejorable nota, pero al final los Juegos Olímpicos se van a otras ciudades. Ocurre cada 4 años y constituye toda una tradición madrileña, de tal manera que pronto será fiesta regional en Madrid y posiblemente Ana Botella y la Casa Real lo hagan extensible al resto de España.Estos extranjeros saludan a las glorias locales, se reúnen con las autoridades, son agasajados con grandes comidas, incluso con la realeza española y sus impresiones son siempre muy generosas.
Los Juegos son una excusa para enseñar la casa de alguien de fuera y que nos digan cosas bonitas. Se trata de un espectáculo que empieza ya a cansar a los ciudadanos de este país.
El ir y venir de expectativas y rumores, la experiencia de logros, las ganas de que todo esté limpio y en orden y la ola de optimismo que envuelve a todas esas personas que dicen llamarse autoridades y olvidarse de los problemas graves que tiene este país. Eso pasa con las visitas del COI, pues a estas alturas lo único que queremos es invitarles a buenas comidas y cenas y de poder ser que no falten unos camarones y unos buenos percebes y regado todo ello con un buen vino, para que recomienden Madrid en la ciudad que vayan elegir como sede.
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