viernes, 29 de marzo de 2013

LA VICTORIA EN PARIS


Antes del partido Francia-España del martes pasado, si le preguntaran al aficionado francés que resultado le valdría diría que un empate y la misma pregunta a un español diría que una victoria de España.
Cuando el árbitro húngaro pitó el final del partido, con la victoria de España todos los españoles estábamos de acuerdo que la victoria había sido justa. Un partido emocionante, España jugó de maravilla, y Francia aguantó muy bien el chaparrón estético del conjunto más sereno de la historia del fútbol de selecciones.
Estos futbolistas, desde Valdés a la punta de la delantera, juegan en acuerdo, establecen una sinfonía de recursos que se van entregando en función de las necesidades del espectáculo. El resultado es magistral, mandados por los Xavi(uno con b, el otro con v), alentados por la música increíble de Iniesta, defendidos con autoridad por Piqué, Monreal y Ramos, ofrecieron en Saint Denis mucho más que una lección de fútbol.
Ver a España sobre este campo de juego fue contemplar a 11 o 13 futbolistas que son capaces de renunciar a su brillo particular para que el conjunto alcance esos niveles altísimos.
Como ha dicho Del Bosque más de una vez, ese ejercicio democrático del acuerdo es la esencia del fútbol, porque comporta además una pedagogía. No fue tan solo el triunfo del fútbol sino la victoria de una idea de la armonía.

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