La trama de corrupción descubierta por EEUU compromete la credibilidad de la FIFA, que gobierna los destinos del fútbol desde el año 1904. Varios directivos, muy próximos al presidente Blatter, fueron detenidos en Suiza acusados de soborno, chantaje, frude y blanqueo. Las acusaciones son muy graves y la conclusión es que el fútbol mundial ha vivido en un sistema corrupto durante los últimos años.
Se cuestiona la asignación de los Mundiales a Moscú y Qatar. Hasta el punto de que una de las primeras disposiciones que debería tomar el nuevo equipo directivo que salga elegido de las próximas elecciones es revisar e investigar las designaciones de ambos Mundiales ya que están bajo sospecha.
La detención de estos dirigentes salpica de lleno a Blatter. No es creíble que el presidente desconociera todos estos inicios de corrupción.
El golpe dirigido desde Washington, puede ser una oportunidad para el cambio. Los 17 años de mandato de Blatter degrada cualquier elección por se un compadreo entre cofrades.
La regeneración de la FIFA no será efectiva si no se actúa sobre la raíz que son las federaciones nacionales. Los presidentes se eternizan, a cambio de compensaciones, favores o intereses entre los clubes y quienes le representan. El FBI ha hecho su trabajo, las autoridades estatales tendrían que hacer lo mismo en las federaciones nacionales. Así se evitaría presidencias eternas tan sospechosas la de Ángel Villar, que siempre proclamó la honradez de la directiva de FIFA
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