Una vez conocido los resultados electorales, los dirigentes del PP repetían todos el mismo argumentario, que habían ganado las elecciones, que seguían siendo la fuerza más votada. Que se habían alzado con la victoria. Pero lo que no dijeron sus dirigentes que dicha victoria fue pírrica, es decir, una victoria con más daño para el vencedor que para el vencido, una victoria que no es sino una gran derrota, ahí está la posible pérdida de alcaldías del PP en las grandes ciudades y muchas de las autonomías.
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